sábado, 17 de marzo de 2007

Supermercados, direitos, e meio ambiente

CAMPAÑA ESTATAL: EN LA INICIATIVA, IMPULSADA POR PLATAFORMA RURAL, CONVERGEN COLECTIVOS ECOLOGISTAS Y DE AGRICULTORES

Supermercados? No, gracias: hay alternativas

Ferran García, coordinador de la campaña ‘No te comas el mundo’
La ‘revolución del supermercado’ afecta a todos los eslabones de un modelo alimentario injusto e insolidario. En abril se presenta una campaña estatal que denuncia la dictadura de las grandes superficies.
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DÍA MUNDIAL SIN COMPRAS. Imagen de la acción del 24 de noviembre de 2006 por Ecologistas en Acción en la calle Preciados, una de las más comerciales de Madrid./ EeA

Asistimos actualmente a un empobrecimiento rural sin precedentes, agresiones ambientales en aumento, sistemas de producción y comercio de alimentos altamente insostenibles, y a una preocupante concentración de poder corporativo sobre el derecho básico de la alimentación. De todos los eslabones en que se basa la cadena agroalimentaria, resulta especialmente preocupante el creciente poder y condicionamiento que ejercen las grandes empresas de distribución alimentaria (GDA) sobre toda ella, especialmente sobre los productores y los consumidores.

El poder de la gran distribución
Los datos nos indican que cada vez más, las compras de alimentos por parte del consumidor final se concentran y organizan alrededor de la GDA. La GDA se está convirtiendo en la única puerta de acceso del consumidor a los alimentos y en la única puerta de los productores al consumidor. En el Estado español el 81% de la población compra sus alimentos en la GDA y cinco empresas y dos centrales de compras controlan el 75% de toda la distribución alimentaria.


En Europa, la cuota de mercado de las diez mayores empresas multinacionales de distribución, se sitúa ahora en más del 45%, más del doble que en 1987. Y se pronostica dentro de 10 o 15 años una concentración del 70-75% de la cuota de mercado. Los grupos empresariales de distribución representan el punto final de la cadena alimentaria, la ventana final y visible para los consumidores. Pero se trata solamente del escaparate final de la cadena alimentaria y, sin duda, la actual “revolución del supermercado” tiene efectos contundentes sobre todos los eslabones de la cadena, desde los productores de estos alimentos, que ven limitada su capacidad de venta (a quién venden y por cuánto), hasta los consumidores que, inmersos en un consumismo basado en unos falsos mitos, actuamos como sujetos de unos modelos alimentarios injustos e insostenibles, para nosotros mismos y para otras regiones, unos modelos que sólo aportan beneficios a estos agentes económicos.

Actualmente la GDA concentra el 60% del valor de beneficio monetario que genera toda la cadena agroalimentaria. Las grandes cadenas de distribución crean una mitología propia para incrementar sus ventas.

Mitos como que estos establecimientos ofrecen alimentos más baratos cuando en realidad, según datos oficiales, en muchos productos de media son mucho más caros que las tiendas tradicionales. Y la GDA es también la responsable de la desaparición de las producciones agrarias familiares. A su vez, cada día, desaparecen 11 tiendas tradicionales. Finalmente, la GDA promueve insistentemente la insostenibilidad ambiental. Tanto en lo referente a los modelos de producción intensivos e industrializados que demanda, como por el tipo y cantidad de alimento ofrecido no respetando los ciclos naturales de los mismos (alimentos de temporada) ni los diferentes costes ecológicos de cada uno de ellos. Su desembarco en los países empobrecidos no hace otra cosa que profundizar en la tremenda crisis rural que azota a estas regiones causando más hambre, pobreza y migración rural-urbana.

De esta preocupación y del trabajo que están llevando a cabo distintas organizaciones que defendemos los modelos basados en la soberanía alimentaria nace la necesidad de denunciar y cambiar esta situación. La campaña ‘Supermercados, no gracias’, ha sido impulsada por Plataforma Rural, pero pretende ser un espacio muy amplio. Tiene una clara vocación local-general, una especie de paraguas general donde se agrupan organizaciones que comparten la preocupación, las estrategias y alternativas.

Se están elaborando materiales de investigación y formación en distintos formatos, se están estableciendo alianzas y redes de trabajo, denuncia, lucha y sensibilización por el Estado español, la creación de una web con material educativo, noticias de actualidad, etc. que sea una buena herramienta de trabajo y difusión, trabajar activamente en las alternativas existentes a los supermercados y dedicar esfuerzo en las que todavía están por concretar.


Ecologistas en Acción


ISIDRO JIMÉNEZ (EEA)


Como parte de la campaña contra las grandes superficies, Ecologistas en Acción está trabajando diferentes líneas a través de sus grupos en todo el Estado. Por un lado, la labor de difusión, a través de un informe sobre los ocho mitos básicos a la hora de elegir las grandes superficies. También un conjunto de exposiciones de carteles que abordan de forma gráfica e imaginativa las repercusiones sociales y ambientales de este tipo de establecimientos. Además, se organizan proyecciones del documental de 60 minutos Gran Superficie, elaborado por ConsumeHastaMorir, que hace un recorrido por aspectos clave del consumo, como la publicidad, la educación en valores consumistas o la presión del canon de belleza. La campaña llegará a un momento clave a finales de noviembre con el evento internacional del Día Sin Compras.


Campaña ‘No te comas el mundo’


FERRAN GARCÍA


Voy al supermercado y compro salmón congelado. En el restaurante pido pechugas de pollo. Es San Valentín y regalo rosas rojas. En la pescadería compro medio kilo de gambas. Sin darnos cuenta, comprando esos alimentos hemos dado la vuelta al mundo. Salmones chilenos, pollos brasileños, rosas colombianas, gambas tailandesas... cada vez con mayor frecuencia nuestra cesta alimentaria se basa en productos de importación. Pero para que existan importaciones necesitamos producciones para exportación. Y este hecho, los monocultivos para exportación de países empobrecidos hasta nuestros estómagos, no es gratuito. Tiene consecuencias dramáticas para las sociedades rurales y el medio ambiente de todo el planeta.

Literalmente, y cada vez con mas voracidad, nos estamos comiendo el mundo. Ese es el leit motiv de la campaña con el mismo nombre: establecer el enlace entre una soja brasileña y la muerte de decenas de campesinos expropiados de sus tierras, entre un filete de perca y la pobreza más absoluta a las aguas del lago Victoria, en África. Los monocultivos exportadores son una fuente de pobreza, hambre y erosión ambiental. Se nos venden como motor de desarrollo para las regiones pobres cuando en realidad son uno de sus principales problemas. Quien condiciona más intensamente esta orientación son los llamados ‘supermercados’. A la hora de luchar contra este modelo, lo que sobra, lamentablemente, son motivos. Más que Monsantos, Nestlés o Cargills, quien realmente marca el qué se produce, cómo, cuándo, quién, a qué precio y para quién, son los ‘Carrefoures’. El poder corporativo de estas empresas es tan enorme que se han convertido en el principal objetivo de denuncia, crítica y sensibilización de la campaña, así como de buscar y mostrar las alternativas a los mismos.

Tirado de diagonal, periódico quincenal de informaçom crítica

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